Es una tontería, una pequeña curiosidad de bibliófilo. Lleva Anagrama editando la colección Panorama de Narrativas… ¡pffff! …como cuarenta años. Y como cuarenta años lleva en la portada, bien a la vista de todos, la herejía tipográfica de titular las obras con una falsa cursiva, o sea, con una letra redonda o romana forzada a ser oblicua en lugar de una cursiva avant la lettre. Me explico. En estas portadas se combinan dos tipos: el nombre del autor y los de la editorial y la colección van escritos en el tipo Gill Sans; el nombre de la obra, en cambio, va en lo que parece un tipo Times (no sabría decir de qué fabricante en concreto) en su variante negrita y descaradamente falsa cursiva. Aquí en un lanzamiento editorial reciente:
En una cursiva auténtica el dibujo de las letras es un poco diferente que en la letra redonda. La diferencia más llamativa está en la letra «a». A continuación la prueba fehaciente, una muestra de: a) letra redonda, b) letra redonda falsa negrita (el programa de ordenador engrosa los caracteres a lo bruto, sin las sutilezas que introducen los tipógrafos en las negritas auténticas), c) letra redonda falsamente negrita y falsamente cursiva, tal y como titula Anagrama (ahora, además de engordarlos, el programa de ordenador tumba unos grados hacia la derecha todos los caracteres, sin más refinamientos) y, por último, d) cómo se vería el título en caso de usar una variante realmente negrita y cursiva, tal y como las diseñó el tipógrafo Stanley Morison autor de la Times. Las diferencias más llamativas entre la cursiva auténtica y la falsa están en la parte baja de la «l», la «r» y la «i», y en toda la forma de la letra «a».
Imagino que esta decisión tipográfica se tomó (o no se tomó, más bien «sucedió») en los albores de la editorial, cuando probablemente ni el fundador Jorge Herralde —o quien diseñara la colección— conocía la diferencia que hay entre una cursiva de verdad y una falsa cursiva, y luego se le cogió cariño al pecadillo. Total, ¿quién se iba a dar cuenta?
Añadido 17/03/2023. A raíz de un comentario en Twitter, me aclaran desde Libros Reno que el tipo no es Times, sino una versión de Bookman hecha por Mark Simonson, que la llamó Bookmania. La crítica sigue en pie. En el espécimen de la fuente reconoce que la fuente incluye una falsa itálica, pero lo justifica diciendo que la Bookman original tampoco la tenía, así que: «I considered giving it a cursive “italic”, but it wouldn’t look like Bookman if I did, so I kept the slanted Roman». Y echándole un morro considerable añade: «It does have the advantage of being easier to read than cursive italics».
El atractivo del tipo Bookmania reside en los adornos que hay en las mayúsculas; de hecho se usaron en alguno de los primeros números de la colección, pero se desecharon más adelante, seguramente porque quedaban demodés en una colección de literatura contemporánea como la de Anagrama.
Comentarios
Antonio Villanueva #
¡Cielos! ¡Qué dominio tipográfico! No sé cómo eres capaz de captar tan sutiles detalles. Me ha gustado el artículo. Un saludo.
Isaac #
Qué interesante dato. ¿No sabrás más o menos con qué tipografía escriben el texto, el interior del libro en esta editorial?
pómpilo #
Isaac, perdona pero hasta ahora no había visto el comentario. Yo diría que el tipo usado en el interior es una Garamond, como en la mayoría de los libros de literatura, o sea, de los que se van a leer de conitnuo durante horas; tiene fama de ser muy legible. Eso sí, hay varias versiones según los fabricantes, y no sabría decir qué versión usan en concreto.
Pablo Rodríguez #
Es un uso tipográfico extraño, pero tengo que reconocer que es legítimo.
Es letra inclinada. No pretende ser cursiva, para que el cambio no sea tan brusco respecto a la letra redonda.
Personalmente, no me apasiona. Pero yo diría que en los libros de Anagrama me sorprendieron otras cuestiones tipográficas.