Propongo a las personas e instituciones que tengan poder para ello que hagan suya esta causa: presentar formalmente como candidata al Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades a la colección editorial Biblioteca Clásica Gredos, en la persona de sus directores el helenista Carlos García Gual y los latinistas José Javier Iso y José Luis Moralejo. Aquí el catálogo de la colección en PDF.
Se trata de una empresa hercúlea que ha conseguido lo que nunca se pudo antes: dos o tres generaciones enteras de filólogos clásicos españoles se han acordado para traducir al español en cuarenta años casi toda la literatura y la ciencia grecorromanas llegadas hasta nuestros días, para provecho también de filólogos clásicos, pero principalmente —y este es seguramente el mayor de sus méritos— de todos los que no lo son: historiadores (Tácito), politólogos (Tucídides), matemáticos (Euclides), biólogos (Aristóteles), psicólogos (Teofrasto), ingenieros (Arquímedes), físicos (Arato), filósofos (Plotino), geólogos (Plinio), astrónomos (Eratóstenes), antropólogos (Heródoto)… Parafraseando a Horacio (Odas III 30.1), juntos los traductores volvieron a poner en pie un monumentum aere perennius que, como un edificio descuidado, con el tiempo amenazaba ruina u olvido.
Portada de Pseudo-Calístenes,
volumen I de la Biblioteca Clásica Gredos.
Tratándose de una labor de traducción, lo mismo podría proponerse a la Biblioteca Clásica Gredos y al conjunto de sus traductores al Premio Princesa de Asturias de las Letras. Creo que nunca se ha dado a un colectivo, y desde luego nunca a un colectivo de adoradores de las letras, como somos los filólogos en todas nuestras variantes. Ἄγε δή!
Comentarios
JoseAngel #
Pues no estaría nada mal. Bueno, a Carlos García Gual por lo menos ahora lo han hecho académico. A Iso no, pero yo por lo menos hice lo que pude, y participé en un volumen de homenaje que le hicieron los colegas con su jubilación, Otium cum dignitate se titula.
pómpilo #
Tres años después, Arturo Pérez Reverte reivindica la colección en su artículo «Así dejaron morir a Plutarco». Comparto su opinión al completo, pero no puedo decírselo por Twitter porque el atolondrado me bloqueó un día que le di la razón. ¡Hombres!