Un bioquímico recomienda estudiar latín

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Somos ya perros viejos y conocemos de sobra el género Apología del estudio de las lenguas clásicas, así como el reverso que a menudo esconde: la legítima defensa del puesto de trabajo. Por eso tiene más valor que esta defensa (o reconocimiento) venga del exterior, con el añadido de la sorpresa cuando procede de un científico que además es norteamericano. Queda claro, pues que ya no hablamos de publicidad, sino de pura información (vale, hago trampa, lo dejaremos en opinión).

Harold J. Morowitz ha sido entre otras cosas profesor de bioquímica y biofísica molecular en la Universidad de Yale. Se ha publicado en España El filantrópico doctor Guillotin y otros ensayos sobre la ciencia y la vida (ISBN: 84-8310-428-8), una recopilación de artículos de tono ligero sobre ciencia y sociedad que el autor publicó en la prensa de su país. Me ha sorprendido encontrarme con este artículo (pp. 176–79) en el que el autor recomienda dos materias centrales para la enseñanza secundaria: la física y el latín.

Portada de El filantrópico doctor Guillotin

Calistenia mental

Hace algunos años recibí un cuestionario de una fundación preocupada por la mejora de la formación de los futuros estudiantes de teología que cursaban el primer ciclo universitario. La carta que lo acompañaba indicaba que el cuestionario se había enviado a mil profesores universitarios elegidos al azar. Casi siempre subestimo estos estudios porque tengo la sensación de que es difícil formular las preguntas de manera que se obtenga una información fiable y útil. En esta ocasión, sin embargo, la cuestión era lo bastante diferente y seductora para justificar una respuesta meditada.

Mi recomendación fue que estudiaran física. Los aspectos teóricos enseñarían a los estudiantes a tratar con las abstracciones necesarias para la teología, mientras que los aspectos experimentales les proporcionarían un anclaje mental en el mundo cotidiano de los resultados comprobables. Estas conclusiones fueron enviadas en su momento y nunca recibí respuesta con los resultados del estudio. Puede que confundiera u ofendiera a los encuestadores.

En cualquier caso, el tema del plan de estudios de la enseñanza secundaria y el primer ciclo universitario está siempre ahí, planteando la cuestión de la mejor elección de asignaturas para preparar esta o aquella carrera. Así que, de vez en cuando, al madurar otra generación, vale la pena reexaminar el asunto de la elección de asignaturas. De mi propia reflexión han surgido unos pocos universales que quizá puedan proporcionar una base para discutir estos puntos.

Estoy firmemente convencido de que todo estudiante de secundaria debería estudiar física. Las razones incluyen las que he dado para el estudio mencionado, pero son algo más amplias. La física proporciona la base para comprender la química, la biología, la geología y la tecnología. Y le permite a uno tratar con los fenómenos cotidianos, no intelectualmente aislados, sino como parte de una red de comprensión que ha ido adquiriendo forma durante los últimos trescientos años. Sin duda, hay un gran subconjunto de fenómenos que quedan desmitificados mediante una comprensión de la física elemental. Como resultado de ello, cierto número de reparaciones y otras manipulaciones de objetos cotidianos, además de respuestas a situaciones comunes, se hacen más fáciles e intuitivas.

Desde un punto de vista más filosófico, la física, aunque limitada en su dominio de aplicabilidad, proporciona un sentido de la racionalidad de los fenómenos dentro de su alcance que no ofrece ninguna otra empresa humana. Por supuesto, esto no significa que las otras disciplinas tengan que imitar a la física. Los intentos de imitarla en las ciencias sociales a menudo han sido desastrosos desde el punto de vista intelectual. Sin embargo, es bueno tener un paradigma que, en ciertas áreas, puede comprenderse a fondo.

El estudio de la física en la enseñanza secundaria requerirá cierto bagaje matemático. Este prerrequisito es, por supuesto, parte de la recomendación de un año de física. Pero las matemáticas tienen otros valores propios.

Para la mayoría de estudiantes yo añadiría el latín a la lista de cursos centrales. La razón es algo menos universal que la de la física, pero la encuentro persuasiva. En primer lugar, las lenguas románicas e indogermánicas, el inglés incluido, son los transmisores centrales de la cultura occidental, que es el marco principal de la civilización norteamericana contemporánea. El latín, que está en el núcleo literario de las lenguas románicas, es la raíz histórica del italiano, el español, el portugués, el francés y el rumano, además de otras lenguas menores. Para los estudiantes angloparlantes, un conocimiento del latín los sitúa en la cultura occidental.

El sistema de creencias religiosas que conformó la Europa occidental y las Américas se articuló en latín, de san Agustín a la Reforma. Hasta las ciencias físicas y biológicas se escribían en latín, desde De rerum natura de Lucrecio hasta los Principia de Newton. Las raíces de la educación moderna, el Trivium y el Quadrivium, son conocidas por sus nombres latinos. El Renacimiento fue en parte la latinización de la enseñanza secular en Europa.

Por supuesto, podría objetarse que otras lenguas han tenido igual influencia en la cultura global, y estoy de acuerdo. El árabe y el chino podrían considerarse del mismo alcance. Pero estoy pensando en los estudiantes de la Norteamérica contemporánea, donde los elementos culturales dominantes, incluida la ciencia, son los antes descritos.

Puesto que es principalmente un lenguaje escrito, con estructuras fijadas, el latín sirve de introducción al pensamiento sobre el lenguaje: la lingüística. En el mundo moderno, gobernado por la información, la lingüística es cada vez más importante.

Otro rasgo común a la física y el latín es su carácter disciplinado. Buena parte de la enseñanza secundaria moderna parece carente de estructura y responde a un programa social de amplio espectro. Es importante que una parte del plan de estudios pueda aprenderse de manera sistemática y admita una comprensión derivada del aprendizaje de la estructura subyacente. La física y el latín, en secundaria, pueden aprenderse con dedicación y compromiso. Los temas sociales complejos, en cambio, conllevan cierto grado de ambigüedad, y la literatura es muy individual. Si bien la física y el latín son actividades sociales, están relativamente libres de esas incertidumbres. Ambas materias dependen de un consenso entre participantes que han establecido un entendimiento.

En educación física, música y otras áreas de interés, nuestros estudiantes se ejercitan en la práctica, la disciplina y la repetición. La calistenia mental también es importante, y es lo que proporcionan el latín y la física.

Instrucciones de uso: copiar, pegar en Word, imprimir, pinchar en el corcho de la sala de profesores, hinchar de orgullo el pecho, esperar reacciones, expirar sentados, consolar la espera pensando en otra cosa, ir a casa, comer, dormir la siesta, no comentar la decepción en los blogs.

Y un comentario etimológico obvio. Calistenia procede de καλός ‘bueno’ y σθένος ‘fuerza física’. El DRAE en línea la define como “conjunto de ejercicios que conducen al desarrollo de la agilidad y fuerza física”.

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Comentarios

  1. Carlos Cabanillas

    Hace unos años, uno de mis alumnos me argumentó que él estudiaba latín porque le venía de miedo para ligar los fines de semana. Es, hasta ahora, la razón más poderosa que he escuchado para defender la presencia del latín en los planes de estudio. Cómo lo hacía para ligar ‘latine’, ni idea. ¿Tendría el mismo efecto la física?

  2. pómpilo

    Imagino que susurraba al oído de las chicas cosas como S.V.B.E.E.Q.V., así, sin vocales (“Si vales bene est, ego quidem valeo”), para cortocircuitar las defensas de la interfecta. Funciona. Te lo digo ego.

  3. JoseAngel

    Q.E.D.

  4. pómpilo

    Para ignorantes como yo, Q.E.D. no es “que en paz descansen las lenguas muestras”, sino Quod erat demostrandum.

  5. anabel

    pongan mas egmplos

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