Encontré hace tiempo la referencia a un artículo de arqueología naval de título tan largo como sugerente: Jean Svoronos, «Stylides, ancres hierae, aphlasta, stoloi, akrostolia, embola, proembola et totems marins», Journal International d’Archéologie Numismatique, XVI (1914), pp. 81-152. Trataba justo de lo que buscaba: los adornos de proa y popa de las naves griegas y romanas. Pero como se había publicado a comienzos del siglo XX en lo que parecía una revista académica francesa, pensé que sólo podrían encontrarse en una librería de esas universidades de Dios. Que mejor me olvidaba, vamos.
Pero internet es un juguetico bueno, y hace poco me di de morros con el artículo en cuestión, en formato PDF descargable y gratis. Lo reconocí por el título largo, enumerativo, naval, inconfundible; y por el nombre del autor, Jean (hoy en día, mejor Ioannis) Svoronos, que antaño me pareció ruso y resultó ser miconiata, o sea, de Miconos. ¡Qué alegría, madre! Tanta que le dediqué un artículo en la Wikipedia española, que traduje de la inglesa: con ustedes Ioannis Svoronos, arqueólogo y numismático griego. Más tarde descubrí que la mayor parte de su bibliografía está disponible en internet gracias a la generosidad de fundaciones y organismos públicos, como la Anemi de la Universidad de Creta, y añadí los enlaces correspondientes en la misma página.
El artículo en cuestión está ya en dominio público, y lo he colgado entre las descargas de este mi blog por capricho: «Stylides, ancres hierae, aphlasta, stoloi, akrostolia, embola, proembola et totems marins», que traducido podría ser algo así como «Gallardetes, anclas sagradas, colas de popa, proas, puntas de proa, espolones, sobrespolones y totems marinos». ¡A ver si no mola! Tiene la friolera de 70 páginas y me ha dado todo lo que prometía en el título. Y aunque no esté muy actualizada, encuentro información que no leí en el manual canónico de Lionel Casson, Ships and Seamanship in the Ancient World, de 1971.
Lo más destacable del artículo, para mí, son dos afirmaciones que coinciden con conclusiones a las que había llegado por mí mismo. Para Svoronos, las anclas sagradas llegaron a izarse en lo alto de los gallardetes con fines heráldicos, porque representaban a los dioses titulares de la flota (pp. 105-110). Para mí, además, se izaron allí porque fueron también proyectiles navales que se arrojaban sobre las naves enemigas con el fin de perforar su casco y hundirlas, como antecesores y a la manera de los delfines de plomo que mencionan Aristófanes (Caballeros 761) y Tucídides (7.41).
La otra afirmación novedosa es marginal para mi investigación, una nadería, pero encantadora. En el arte llamado orientalista del siglo VI se ven a veces figuras de animales con una cabeza y dos cuerpos; leí una vez que estas figuras tenían su origen remoto en el arte persa. Para mí, en cambio, son la representación, vista de frente, de mascarones de proa en forma de animal, y tienen un origen inequívocamente naval, sea mediterráneo o persa. Conocemos los barcos antiguos sobretodo por representaciones en la cerámica donde se ven de lado. Por lo que se refiere a los mascarones, la cabeza del animal sobresale de la proa como un prótomo, y el cuerpo está pintado o esculpido en la amura que está a la vista, sea la de babor o la de estribor. Pero el barco real tiene dos amuras, y por tanto el cuerpo del animal debía representarse dos veces, para que se viera lo completo desde ambos lados. Svoronos escribió lo mismo hace ya cien años, y lo representó gráficamente con estos dos dibujitos que hablan por sí solos (p. 142):
Por cierto, que Svoronos opina como yo que esos monstruos de la mitología hechos a piezas, como las quimeras, grifos y demás, son originalmente barcos con proas modeladas en forma de cabeza de animal, velas que son alas y popas como colas (pp. 144-152); ahí queda la imagen de Capricornio para recordárnoslo. Obvio para quien tenga ojos en la cara.
Alzo para acabar una copa de vino micónico en recuerdo y honor de mi admirado y ya imposible amigo Yanis. Γειά μας, ρε μαλάκα.
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