Continuará…

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En mi último post, Una idea mu gorda, entre bromas y veras revelaba un sueño: que entre todos podemos traducir el diccionario Liddell, Scott & Jones al español y que podemos colgarlo en la red para uso de propios y extraños. No esperaba reacciones a tamaño exabrupto y, para mi sorpresa, las hubo. Pasado el pasmo inicial, le he estado dando vueltas a la idea, he visualizado los pasos que habría que dar para hacerla posible y el resultado es que, a día de hoy, me veo con ganas de seguir adelante. Van a continuación unas cuantas reflexiones que comparto con quien quiera leerlas, darle a su vez sus vueltas y añadir sus dos ojos a los míos y los del vecino.

¿Realmente el Liddel está en dominio público?

Jeremy March, de philolog.us, me ha resuelto a vuelta de correo unas cuantas dudas sobre la disponibilidad del Liddell, Scott & Jones en formato electrónico. La noticia es excelente: resulta que ya tenía, sin saberlo, el LS&J en mi ordenador, concretamente dentro de las tripas del programa Diogenes. Es un archivo .xml de 130 Mb que contiene 122.795 líneas de código. Movido por la curiosidad, busco la última entrada del diccionario, que aparece tal que así:

<entryFree id="n116505" key="w)|w/dhs" type="main" opt="n"><orth extent="full" lang="greek" opt="n">w)|w/dhs</orth>, <itype lang="greek" opt="n">es</itype>, <sense id="n116505.0" n="A" level="1" opt="n"><tr opt="n">egg-like,</tr> <cit><quote lang="greek">u(gro/ths</quote> <bibl n="Perseus:abo:tlg,0086,014:565a:23" default="NO"><author>Arist.</author><title>HA</title><biblScope>565a23</biblScope></bibl></cit>; <cit><quote lang="greek">skw/lhc</quote> <bibl n="Perseus:abo:tlg,0086,012:733b:13" default="NO"><author>Id.</author><title>GA</title> <biblScope>733b13</biblScope></bibl></cit>: <tr opt="n">oval,</tr> <foreign lang="greek">fia/lion w)iw=[des</foreign>] <bibl default="NO"><title>IG</title><biblScope>22.1534.46</biblScope></bibl> <date>(iv B.C.)</date>.</sense></entryFree></div0>

En cristiano este código se ve así:

ᾠώδης, ες, A. egg-like, “ὑγρότης” Arist.HA565a23; “σκώληξ” Id.GA 733b13: oval, φιάλιον ὠιῶ[δες] IG22.1534.46 (iv B.C.).

Y para traducir la entrada al español basta con cambiarle lo que destaco en negrita:

ᾠώδης, ες, A. semejante a un huevo, “ὑγρότης” Arist.HA565a23; “σκώληξ” Id.GA 733b13: oval, φιάλιον ὠιῶ[δες] IG22.1534.46 (IV a.C.).

Por otra vía descubro que la edición electrónica, que digitalizó y difunde el proyecto Perseus, corresponde a la 7ª edición del LS&J que salió de imprenta en 1883 [corregido en comentario 4. La cuenta de la vieja (y el artículo 26 de la Ley de Propiedad Intelectual) dice que está, pues, en dominio público; así lo confirman en Internet Archive, de donde además se puede descargar el diccionario en formato .pdf. De todas formas, tampoco estará de más confirmar la disponibilidad en Perseus, comunicarles la iniciativa y agradecerles la labor realizada.

¿Y ahora qué?

A partir de este momento, y a mi modo de entender, los pasos a dar son dos:

  • Crear una herramienta informática, muy compleja por dentro, cuya parte visible será una página web capaz de mostrar el original inglés y permitir su traducción en línea a usuarios registrados. Me temo que ningún profesor de clásicas, por más que voluntarioso, tiene los conocimientos informáticos necesarios. Habrá que recurrir a una empresa especializada, así que urge recabar la subvención de una fundación o asociación o universidad o consejería o ministerio. Por dinero no será, algunos incluso dicen que está blowing in the wind.
  • Seducir a 1.000 traductores voluntarios. Para conseguirlo hay que crear un efecto bola de nieve, y eso sólo ocurrirá si el proyecto cuenta con un liderazgo verosímil.

Un liderazgo verosímil

Este proyecto sólo es factible si se supera un número crítico de participantes, pongamos que 1.000 voluntarios, que tocarían al equivalente a dos páginas de la edición impresa del diccionario en su versión actual (2.348 páginas): es una pequeña inversión que reporta un beneficio enorme. Lo decía con palabras más poéticas una chica en su blog, “por cada granito de arena que yo pueda aportar, recibo una playa entera”. Pero si sólo se ofrecen 100 voluntarios, le tocará a cada uno 30 páginas, la mayoría de ellos desistirá y todo quedará en nada. El camino a recorrer es el contrario, el efecto de una bola de nieve: si todo el mundo cree que va a haber 1.000 voluntarios y que el proyecto llegará a buen puerto, acabará habiéndolos.

Calculo a ojo, y siendo más bien conservador: hay 4.000 institutos en España, lo que supone 1.600 profesores de Griego de secundaria; les sumo 400 profesores y estudiantes universitarios y me salen 2.000 helenistas. No incluyo en la cuenta a los profesores de latín, pero no me cabe duda de que muchos de ellos participarían a gusto. Por otra parte, la Sociedad Española de Estudios Clásicos cuenta, según los últimos datos que recuerdo, con unos 3.500 asociados; aunque muchos de sus miembros no son filólogos, sino historiadores, también hay muchos clasicistas que no pertenecen a la asociación y que podrían sumarse a esta iniciativa.

Con semejantes números no me parece descabellado conseguir los 1.000 voluntarios sine quibus non. Como decía antes, los habrá si todos creemos que va a haberlos, y para que eso ocurra hace falta que las asociaciones clasicistas de España se convenzan de la viabilidad del proyecto, que le den su placet y se sumen a él, que lo difundan entre sus socios y les animen a participar. Me refiero a las SEEC, SCEC, SELat, Cultura Clásica .com y .net, Χείρων·Chiron, Asociación Andaluza de Latín y Griego, EPOS, Asturcéfiro, AMUPROLAG, APLEC, etc. Me temo que, sin ellas, la blogosfera clasicista todavía no alcanza tan lejos.

Escollos

Se me ocurren algunos, además del pesimismo que a todos nos engancha alguna vez del cuello. Alguien puede pensar que un diccionario Griego-español traducido del inglés no es serio. Es verdad que no es serio traducir a Heródoto de una traducción francesa, pero el mérito de un diccionario reside en reunir un número elevado de vocablos, detectar sus significados distintos y proporcionar la cita de los pasajes concretos en que se verifican dichos matices. Todos estos logros están contenidos en el LS&J como en ningún otro diccionario, y todos ellos son traducibles.

Alguien puede pensar que un LS&J en español es una piedra en el camino del Diccionario griego-español que elabora el CSIC. No se me ocurre idea más descabellada. El DGE, cuando se finalice, superará con mucho al LS&J y ese día los clasicistas angloparlantes desearán copiar esta iniciativa para disponer del DGE en su lengua. Pero entretanto, y pienso que faltan muchos años, vale la pena contar con el LS&J en español.

Alguien puede preguntarse: “Y mi granito de arena, cui prodest?” Para que la respuesta a esta duda sea “a ti y a todos, y a nadie en particular”, una labor comunitaria como ésta se debe blindar desde el principio otorgándole una licencia CreativeCommons que todos los voluntarios deberán aceptar. Debe incluir además, por parte de los responsables del proyecto, el compormiso de hacer accesible para su descarga el diccionario, una vez acabado, en un formato que pueda reutilizar cualquiera.

Por clasicistas, para las humanidades

Pecaríamos de cortos de miras si creyésemos que el LS&J sólo nos importa a los clasicistas. No hay ahora mismo en la red ningún diccionario griego-español equivalente al DRAEL. Los humanistas consultan a diario páginas que mencionan, por ejemplo, que “gobierno” viene del griego κυβερνάω. Pero en esas páginas el término griego no está enlazado con ningún diccionario de griego clásico en red porque tal diccionario no existe y el Liddell en inglés les pilla tan lejos que no lo conocen. De existir, muchos hispanistas, historiadores, personas inquietas en general, enriquecerían sus páginas poniendo un enlace a ese diccionario, y la presencia de las lenguas y los estudios clásicos en la red se vería incrementada. Ése es, entre otros, el cometido fundacional de nuestras asociaciones. “Nos acabarán arrinconando”, decimos a veces, y tanto más si nosotros mismos no damos un codazo, si no les recordamos que la tradición grecolatina existe y nos hacemos un hueco.

Para acabar, ¿os imagináis dentro de veinte años diciendo ante un interino de la última hornada “Yo también estuve en Maratón… digo… en la traducción del LS&J?”. Yo sí. Todas las ideas, aportaciones y comentarios son legítimos y bienvenidos.

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Comentarios

  1. Ana

    Fantástico, José, me encanta ponernos en marcha.

    Has analizado tanto todas las posibilidades que queda poco que añadir. En el optimismo de la marmita, no pensaría en el número de voluntarios. Los que salgan, bien hallados; si tocamos a 30 páginas, hacemos 30, ¿o tiene que estar terminado la semana que viene? Poco a poco y disfrutando, y hasta donde lleguemos, llegamos. Quizá haya apasionados a los que 2 páginas se les quede en poco y necesiten más. Igual terminamos por discutir porque todos quieren hacer muchas.

    Me parece imprescindible la licencia, bien por haberlo señalado. Nadie tiene que esperar más reconocimiento de este trabajo que el moral, el de “yo estuve”.

    Por otra parte, sobre los dineros, sé que este proyecto merece becas y subvenciones, pero también aportaciones particulares, ¿por qué no? Habrá gente sin tiempo o ganas para traducir que quiera aportar su ayuda y ese puede ser el modo. Pienso que no hemos de esperar subvenciones para empezar a movernos.

    Por último, enhorabuena por la iniciativa. Nadie mejor que tú para liderar esta empresa, estimado navegante (perdón, capitán). Espero que tengas a bien tomar a esta grumete a bordo.

  2. iaenus

    No te creas que es difícil. La herramienta informática ya está creada. Es sólo montar un proyecto con Deja Vu o algo parecido.

  3. R. Torné

    Se podría intentar hacer más sencillo para los profanos: abrir el documento con el bloc de notas, se busca (con la opción “buscar”) la secuencia <tr opt=“n”> y se traduce la palabra que hay después en inglés. No me parece muy farragoso… vamos.

  4. pómpilo

    He descubierto que la edición electrónica del LS&J no corresponde a la séptima edición, sino a la novena, datada en 1940. Eso significa que no está en dominio público, pero a cambio descubro por la Wikipedia inglesa; que Perseus la ha licenciado bajo Creative Commons Attribution–Noncommercial–Share Alike 3.0 license. Es cedir, que la podemos traducir siempre que usemos la misma licencia, y que el texto no está obsoleto, sino que es el mismo que el de la última edición en papel (sólo falta el Supplement). Mejor imposible.

  5. pómpilo

    Ramón [3], lo que propones es inviable, creo, por lo siguiente. Una vez has traducido y guardado el documento con el bloc de notas, se lo mandas al coordinador, que tiene que integrar a mano este documento con los otros… 116.505 documentos similares, que es el número de entradas del LS&J. Algo así sólo se puede hacer con una herramienta informática creada ex profeso.

    Esta herramienta tiene que convertir el documento .xml original en una base de datos. Un programa tiene que sacar los datos de la base de datos, presentárselos al traductor y guardar en la misma base de datos su traducción asociada con la versión original. Además hay que añadir un registro de usuarios, porque no es cuestión de jugárnosla con los vandalismos. También hay que automatizar la asignación a cada traductor de un número de entradas equivalente a dos páginas de la edición impresa; lo ideal es que el trabajo de cada traductor fuera revisado por otro traductor, asignación que también habría que delegar en el programa. Y, para acabar de liarla, el programa tiene que discriminar qué parte del código está escrito en BetaCode y convertirlo automáticamente en Unicode. Casi nada…

    Por supuesto, todo esto tiene la finalidad de que el traductor sólo tenga que entrar, ver su lista de palabras, elegir una y, a la vista del original, traducir solamente las pocas palabras traducibles de la entrada, y luego darle a “Guardar”.

  6. pómpilo

    ¡Cosas veredes…! Descubro que se puede llevar encima el LS&J gracias a un programa para el iPhone de Apple: Greek-English lexicon de David Finucane.

  7. Kerberos

    He estado mirando Perseus y no parece tan fácil la edición del .xml de forma colaborativa. Habría que usar una interfaz web (estuve mirando una herramienta cualquiera, django y pyxml) pero dejando que el usuario edite más campos que los deseables. Por otro lado, tampoco me parece una empresa imposible, al contrario, se me antoja prometedor y viable.

  8. pómpilo

    Hola, Kerberos. Somos muchos los convencidos de que la empresa es viable, además de bonita. Un informático ha estudiado y presupuestado el programa que estaría detrás de esa interfaz. Falta ahora encontrar la financiación. ¿Sabe alguien de algún mecenas desocupado?

  9. Sandra Romano

    Hola Pompilo,
    Siglos hacía que no entraba por aquí, y me encuentro con esto. ¡Qué buena idea! Cuenta conmigo para lo que haga falta, ¿vale? Lo mismo para traducir que para apañar la web resultante, o echar una mano, claro.
    Me alegro de que el mundo se siga moviendo, jejeje.
    ¡Un abrazo!

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