Leyendo sobre el ortotipógrafo José Martínez de Sousa, he descubierto en Wikipedia el adjetivo «autodidacto», que me ha sonado basto como lija del 10. Pero —¡mira por dónde!— a continuación he descubierto que el adjetivo griego del que deriva es αὐτοδίδακτος, ον, que bien podía haber dado en español un masculino acabado en «o». Sin embargo el término ha llegado al español pasando por el francés, que se come la última vocal: autodidacte, y ha dejado el campo libre a la creatividad del hablante español, que se ha decantado mayoritariamente por la versión acabada en «a». ¿De dónde me saco que es mayoritaria la forma con «a»? No es sólo que haya leído lo que dice la RAE en el Diccionario panhispánico de dudas, que también, sino que lo he visto con mis propios ojos gracias a la herramienta de Google Ngram Viewer, que amo irremediablemente: autodidacta versus autodidacto. Voilà:
La gráfica de Ngram Viewer aporta más información que el diccionario de la RAE, pero aporta también —y sobre todo— un plus de dramatismo que hace las delicias de este filólogo (me refiero a mí, por si lo dudas). Narro lo que veo: ambos términos se introducen a comienzos del siglo XX, compiten a brazo partido durante toda la primera mitad del siglo, y al final de la década de los 50 «autodidacto» desfallece sin desaparecer del todo, y queda como sesteando en la boca de cuatro raros, nostálgicos o pedantes. ¡Qué bonito!
Con todos estos datos en la mano, no he podido evitar terciar en la discusión que a este respecto sostuvieron los usuarios Idaspe y Wikielwikingo en Wikipedia e ilustrarlos. Soy profesor y, como sostiene el escorpión de la fábula, obrar así está en mi naturaleza. ¿Qué coño! ¡Y además me gusta!
Nota bene. Fíjate, paciente lector, en que, por ser este un artículo que empieza nombrando a Martínez de Sousa, maestro sin maestros autor de Ortografía y ortotipografía del español actual, no podía por menos que poner especial cuidado en el uso de los signos tipográficos.
Por ejemplo, en el uso de las comillas dobles latinas o españolas (« ») en lugar de las comillas dobles inglesas (“ ”), que tan a mano están en el teclado del ordenador… (y contento si son comillas dobles y no impostores signos de prima dobles: " "). Siguiendo —¡Mira por dónde!— con el uso de la raya o guion largo, para introducir una exclamación dentro de una oración, y no el simple —por no llamarle «simplón»— guion (-), que tampoco debe confundirse con el signo de menos (−), que es un poco más largo que este, pero menos que aquel. ¡Uf! No sé si me explico… Siguiendo después con el uso de la cursiva en la cita del término francés autodidacte, pero no en la cita del griego αὐτοδίδακτος, porque el uso de cursiva indica cambio de idioma cuando el cambio de idioma no resulta evidente por sí mismo; en el caso del término escrito en griego, ¿a quién le cabe alguna duda de que eso no está en español? O con el uso del signo de puntos suspensivos (…), que es un solo carácter compuesto de tres puntos y, por tanto, diferente de tres caracteres de un solo punto seguidos (...); si no ves la diferencia, lector, selecciona con el cursor primero los puntos suspensivos y luego los tres puntos, y la notarás a poco que estés atento. Por último, ¿piensas que en el uso de los signos de «¿Qué coño!» he metido la pata? Eso díselo a la Fundeu (vid. Interrogación y exclamación, usos de los signos ortográficos, §7).
Y, por si te lo preguntas, te aclaro que todo esto me lo cuento aquí porque es muy difícil cruzarse en la vida con alguien que entienda y ame todo aquello de lo que aquí he hablado. Lo echaba de menos. ¡Penita mora! :)
Comentarios
Andra #
Y cómo jode cuando nos dicen que ya se entiende sin tantos signos tipográficos, y cómo fastidia que el teclado del smartphone no los tenga todos, en especial la cursiva, o las tres medidas de guiones, o las dobles comillas latinas… ¡Cómo los añoro a veces!
Elena #
Nunca imaginé aprender tanto al leer una entrada con título tan poco atractivo.
Elena #
Perdón, me comí la coma sin querer.
pómpilo #
¡Ahí va! Resulta que había comentarios a este artículo y no me había enterado. ¡Cuánto tiempo, Andra! Pues sí, ser filólogo implica amar y dar importancia a estas —solo presuntas— bagatelas. Elena, yo no echo en falta ninguna coma en tu primer mensaje; aunque una vez más, solo los filólogos sabemos por experiencia hasta qué punto pueden dos filólogos enredarse en la discusion de algo aparentemente tan sencillo. ¿Tïtulo feo? ¡Y tanto! Sigue leyendo.
pómpilo #
Me pareció de lo más natural titular así este artículo, en inglés, a pesar de que siempre me he reído de esos artistas que, entre acomplejados y esnobs, titulan sus obras en inglés cuando las exponen en español y ante españoles, o sea. Me salió de lo mas natural por un acto reflejo que seguramente compartimos todos los políglotas: mientras consultaba Ngram Viewer, que está escrito en inglés («Search lot of books», «clic on line»…), mi mente disfrutaba y declaró su júbilo también en inglés («I do really love…»). Llámalo acto reflejo, o ensimismamiento, o capacidad para la inmersión lingüistica. ¿Que, a fin de cuentas, queda feo? Pues sí.