Lo reconozcamos o no, todos los profesores de Griego de bachillerato españoles somos epígonos de Jaime Berenguer Amenós. Estudiamos con sus libros y muchos preparamos nuestras primeras clases con ellos. Pues bien, de sintaxis oracional nos salían cuando estudiábamos unos cuantos folios: que si subordinadas completivas interrogativas indirectas simples o dobles, que si completivas de temor con μή o μή οὐ, que si subordinadas adverbiales condicionales con periodo hipotético de tipo irreal… Pues mire usted, D. Jaime, mis alumnos y yo con lo que cabe en un folio incluyendo los ejemplos, vamos que chutamos (y luego así va España, claro).
La subordinación en griego antiguo en realidad es de lo más sencilla, porque la mitad del trabajo lo hacen los participios. Cada verbo tiene doce (¡12!) participios: participio de presente, de aoristo, de futuro y de perfecto de las voces activa, media y pasiva, y cada uno de ellos tiene treinta formas: nominativo, vocativo, acusativo, genitivo y dativo de los géneros masculino, femenino y neutro en singular y plural (el dual lo dejamos para la universidad, que no se lo vamos a dar todo hecho). Lo que se nos pone en un total de trescientas sesenta (¡360!) formas de participio en cada verbo, frente a las magras cuatro del español. Lo digo otra vez y me da gusto: ¡360 formas de participio! Con las cuales a la hora de la verdad los griegos sabían decir casi de todo: ἀκούσας δὲ ὁ βασιλεύς… valía por ‘El rey, tras oír…’ o ‘cuando oyó…’ o ‘como oyó…’, con valor causal o solo temporal o, si uno se pone, hasta concesivo.
En fin, que yo con un simple folio para segundo de bachillerato me apaño. De cada tipo de oración o proposición subordinada los alumnos escriben un ejemplo significativo, o sea, un ejemplo que les diga algo, y solo les dice algo una frase en griego si se cuenta entre las traducciones que antes hemos hecho en clase. A menudo hay que simplificar los ejemplos que entresacamos de los textos, porque si no no caben en la línea que tienen reservada en el folio, pero eso no le supone al profesor mayor dificultad, ni a ellos entender la adaptación. ¿Un ejemplo? ¿Dice Esopo que Ἀλώπηξ λιμώττουσα, ὡς ἐθεάσατο ἀπό τινος ἀναδενδράδος βότρυας κρεμαμένους, ἠβουλήθη αὐτῶν περιγενέσθαι (‘Una zorra que tenía hambre, cuando vio unos racimos que colgaban de una parra, quiso hacerse con ellos’)? Pues yo simplifico el ejemplo como Ἀλώπηξ ἠβουλήθη βοτρύων περιγενέσθαι (‘Una zorra quiso apoderarse de unos racimos’) y les indico que lo escriban en la hoja como ejemplo de «Oración subordinada sustantiva de infinitivo concertada o sin sujeto propio (en este caso en función de complemento directo)». Tengo que reconocer que, después de haber usado en Griego I un método más natural, derivado del Ἀθενάζε de Balme y Lawal, me da sincera pena meterles a las alumnas —este curso en Griego II toca solo chicas— gramática heavy como si las torturase. Es lo que toca por culpa de la EvAU, pero al menos conservamos del curso anterior la sana costumbre de entender y traducir primero cada oración, y de analizarla solo después, como quien hace la autopsia de un cadáver.
En la imagen se puede ver cómo va quedando el folio con los ejemplos. Y digo yo que para qué más, si bastante tienen nuestros alumnos con entender la evolución fonética del dativo plural de los temas en ντ-, con evitar las trampas del diccionario de Pabón, con saber qué es un aoristo radical o un verbo en -μι, el concepto de hexámetro dactílico, quién es Baquílides (¡Baquílides, por Dios santo!), qué cosa sea la retórica epidíctica y todo lo demás; y entre otras muchas más cotidianas, esa etimología tan bonita que dice que la «nostalgia» es el dolor por regresar. Dirán lo que quieran, pero Griego es una asignatura preciosa. Χαίρετε, ὦ φίλοι.
Comentarios
Magister Donatus #
Y qué versión de Athenaze utilizabas?
podrías dar más detalles? usas algún método alternativo que hayas desarrollado tú mismo o que puedas aconsejar?
Gracias.
pómpilo #
Salve, magister Donate. Perdona el retraso, pero no había visto tu comentario hasta ahora. En 1º de bachillerato uso la versión de Jaime Iván Juanes y José Antonio Aparicio (editorial Oxford), y para este curso no hay ninguna necesidad de análisis oracional. La necesidad se plantea en 2º, y como este curso se orienta a la selectividad (PAU, EvAU…), ya no puedo seguir con Athenaze, sino que tengo volver —velis, nolis— al método gramaticalista. Ahí es donde aparece la necesidad de dar la sintaxis oracional, que cuanto más sencilla mejor. Un saludo.