A cuentas del lineal B del otro día me dio por googlear el nombre del mejor especialista español en micénico (se admiten apuestas). Y, como acostumbra a ocurrir, acabé gozosamente donde no esperaba. Fetichismo en estado puro es encontrar el artículo de los mismísimos Michael Ventris y John Chadwick que dio a conocer al mundo el desciframiento de este silabario: «Evidence for Greek Dialect in the Mycenaean Archives», Journal of Hellenic Studies 73 (1953), p. 84-103. Voilà.
Y voilà el original. Lo malo es que estos de JSTOR, como las damas de antaño (las de hoy son otra cosa, nada que ver), sólo te enseñan el talón y un asomo de pantorrila; la primera página para ser exactos.
Y como no todo ha de ser estudio (del latín studeo “aplicarse”), aquí infra otra versión del fetichismo. Se me ocurre definir esta afección como la precaución de interponer un objeto, en este caso el arte de la fotografía, entre el sujeto y el riesgo de vivir.
Sobre googlear y sobre interposiciones habla La petite Claudine, un blog muy recomendable en el que aprender a ser una chica 3.0.
Comentarios
JoseAngel #
sí, ordenador es un excelente candidato como objeto a interponer. Y más especialmente un blog. Sobre Google, una experiencia bonita es dar con el nombre de uno mismo mientras buscabas información sobre un tercero. Es como cruzarse con uno mismo por la calle, piensas “qué pequeño es el mundo”.